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La casa roja de los extremeños.

2 de Marzo de 2020

He pasado a ser el intendente de la “Casa Roja” de Extremadura, ese lugar donde otrora los sueños y las creencias de esperanza dormían en su seno confiadas y optimistas, serviciales y dispuestas para cuando llegara el momento de la indicación histórica; esa “Casa Roja” que sirvió de lugar de albergue a tantos peregrinos en los años sombríos después de la cruzada, y donde todo en el aire era pájaro hasta que se fueron esparramando en las distintas estancias de la primicia democrática; en las distintas jaulas apenas quedaba aire para aletear y la “Casa Roja” quedó semivacía; algunos pájaros, los más cercanos a los laboriosos, fueron haciendo trashumancia a lugares más seguros y prósperos, conviniendo en nombre de los de abajo al antojo de la autoridad; otras aves más cercanas al buitre utilizaron la “Casa Roja” y sus habitantes para medrar en el mando de la gobernación y sus puestos, y la mayoría de las aves juglares y escribanas comenzaron a pensar en la importancia de llenar sus buches antes que su pluma.

La “Casa Roja” en Extremadura como su matriz patria quedo seriamente diezmada durante el período de la metamorfosis, aquel período en el que los déspotas facciosos amparados en el monarca pactaron con el transformismo de los zurdos y expatriados en regreso, unos y otros llevaron a los pajarillos a las nubes tenebrosas; en concilio las avecillas desnortadas entendieron que igual había más visitantes si a la “Casa Roja” la cambiaran el rótulo, y decidieron abrirla como “gauche asociada”, subió ligeramente la ocupación durante algún tiempo; incluso en el crepúsculo del siglo pasado buscaron caudillaje en un corregidor, y ampliadas por fuerzas vinculadas tuvieron rebrotes significativos, pero el sístole del emir dejo de funcionar y volvieron a escapar pajarillos, hasta que en la primavera de 2011 volvieron a las plazas respirables y muchos de ellos tornaron.

La era de la crisis de las jaulas y su política, que sumergió en desgracia a muchos pajarillos, las frutas, las flores y el polen empezaron a escasear, los bebederos y baños empezaron a economizar, y el cobijo para anidar mostraba a las claras sus carencias; por eso la “Casa Roja” española y su par la extremeña tuvieron que volver a abrir sus puertas, para que fantasmas y voces regresen vivos desde la catástrofe neoliberal y encuentren lecho, para que vuelvan al lugar del que habían sido expulsados y comparezcan ante el asedio devastador del fin de la historia, pues al final, como dice un amigo, la Historia siempre echa mano de los que quedan, que a veces son pocos, pero dispuestos, por eso y tras el carcinoma del patriarca hubo que aherrojar; y tenemos que seguir su legado y hacer una “Casa Roja” en Extremadura con muchos catres, donde puedan descansar los pensionados; con muchas hamacas amoratadas donde ellas se encuentren seguras e iguales; con muchas literas para que los cetrinos puedan respirar aire puro, lejos de lugares viciados; donde los blancos nos vuelvan a ilustrar con su sabiduría y poética, y sea un lugar, sobre todo, donde los braceros encuentren el rellano y el reposo para ser la vanguardia de todos ellos.

Carlos Canelo, Secretario Regional del PCE en Extremadura.
Febrero 2020

Categorías: Secretaría General

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